Thursday, November 5, 2009

Sorpréndeme

Igual y no todos son tan tarugos, pero a mí me cuesta muchísimo esfuerzo mental pensar en un regalo que sea a la vez original y útil.

Pero lo que de verdad me termina de fastidiar es cuando…

—¡Mira! ¿No está bonita esa falda/bolsa/guitarra/whatever?

—¡Sí, yo la quiero de cumpleaños/navidad/aniversario/whatever!

Hasta ahí todo va bien. Nosotros los hombres tenemos una mente mecánica y pragmática. La pregunta es para obtener información de gusto, y la respuesta es completamente positiva para nuestros propósitos.

El problema viene cuando ella te pide una sorpresa.

Dices —bueh, le compro eso que vimos—, ¡pero nanáis! Eso no funciona como sorpresa.

Y entonces te remontas a tu infancia, cuando por algún motivo no fuiste suficientemente específico con la carta de los reyes magos (o los reyes ya habían hecho la compra) y recibes algo que no querías tanto en lugar de algo que querías mucho.

Quizás a las niñas no les pasa, pero a mí sí me ocurrió un par de veces.

En ese momento la cosa se pone de verdad macabra.

Supongo que las sorpresas deben ser, pues, como la catafixia: quizás tengas un flamante carro deslizador Avalancha… o quizás un burro de planchar.

Ni modo, a arriesgar… igual y sacas una espantosa X, pero está estadísticamente comprobado que no serán más de 12 meses antes de la próxima oportunidad de sorprender.

Quizás por eso hay gente que encuentra una buena idea y te la regala diciendo “era tu regalo de navidad… pero no puedo contenerme y… bueh, es febrero y todavía no has quitado el árbol, ¡feliz navidad!”, y pueden medir tu reacción sin tener expectativa, y obviamente teniendo otro chance de intentar.

Y si para navidad el regalo no es tan rifado —bueno, ya te había dado tu regalo, ¿eh?

Me gana.

Tuesday, November 3, 2009

El increíble

Definitivamente no soy bueno para mentir.

Pero tengo la bizarra costumbre de aludir a autoridades, publicaciones, normas, leyes y oficinas ficticias en mi hablar, a manera de broma—práctica sancionada, desde luego, por el equipo de Debates del IPN.

Esto me ha traído dos problemas. El primero es que la cosa me resulta graciosa desde que la pienso y tengo que decirla a la vez que me aguanto las ganas de reír y arruinar el chiste. Pero quizás mi cara de risa-aguantada inspira tanta seriedad que mucha gente me cree inmediatamente lo que digo.

El otro problema es que cuando hago menciones a cosas reales ya nadie me cree.

Por ejemplo, si digo que la Sagarpa ha impulsado una norma NOM en la que se establece que cualquier producto que se haga llamar “pan molido” debe tener un tamaño de partícula entre 200µm y 1,500µm, y una dureza equivalente a esa misma cantidad pero en módulo de Young y aplicado en kilopascales bajo condiciones de humedad estándar, seguro que hay alguien que me lo cree.

En cambio si les digo que hay una norma NOM que establece como obligatorio el uso de la coma decimal en la información de productos a venta en México, nadie me lo cree.

¿Qué será bueno hacer en estos casos?

Thursday, October 29, 2009

Olvidadizo

Yo también tengo una capacidad increíble para recordar detalles irrelevantes, como el origen del nombre de Guns n’ Roses, o la historia del procesador 6502 (y el 6501 que era un substituto compatible pin a pin para el 6800). Pero acordarme de fechas, de nombres, y de la lista de las compras… nomás no.

El problema se agrava cuando ella considera el hecho de comentarme las cosas como una copia del dato: si ella llegase a olvidarlo, yo debería recordarlo.

Y sí hay cosas que yo recuerdo y ella no. Pero lo dicho: son datos completamente inútiles.

Quizás se debe a que soy de aprendizaje visual y aprendo esas cosas inútiles porque las leo, y lo que escucho se me olvida. Debe ser eso.

No es un caso demasiado grave ni tampoco demasiado dramático. Pero sí hemos llegado a tener conflictos por esto.

Por fortuna tengo una Palm para escribir todo y, aún si llego a olvidarlo, tener un registro de lo dicho.

Por desgracia siempre la olvido…

Wednesday, October 28, 2009

Como en casa

Algunos se han quejado de que es difícil vivir en pareja. ¿Será?

Nosotros hemos convivido mucho tiempo juntos. Y con mucho tiempo no me refiero a 10 años de noviazgo, sino a que siendo novios llegamos a pasar más de 24 horas juntos.

Hay quien no concibe que algo así pueda suceder, y yo creo que es porque nos comportamos diferente cuando estamos solos y cuando estamos con alguien. Y no es lo mismo cuando estás con tus padres que tomando la birra con lo’ pibe’.

Pero nosotros siempre procuramos ser “nosotros mismos” desde el principio. Yo sé que a conciencia siempre lo he intentado.

Una vez que te pones la máscara, es difícil quitártela. Y entonces sientes que entre más tiempo pasas con tu pareja, tu identidad se va perdiendo. Y sí, se va perdiendo, ¡pero no culpes a tu pareja!

El ejemplo más extremo: yo todos los fines de semana me ausentaba de la casa para tocar la guitarra y beber cervezas. Y así me conoció ella, y juntos hicimos lo mismo.

No soy un borracho, y lamentablemente tampoco un gran músico. Pero sé que puedo ser yo mismo cuando estoy con ella. Estoy a su lado y me siento como en casa. Nuestro espacio es a la vez compartido y personal. Y si llega a haber un posible conflicto de recursos, se dialoga y ya.

Por eso nunca nos cansamos el uno del otro.

Tuesday, October 27, 2009

Sociedad pavloviana

La ropa planchada es sólo una imposición social que no sirve a ningún propósito útil.

Lamentablemente hay una plétora de convencionalismos similarmente inútiles. ¿Cómo es que estas cosas tan horrendas llegaron a existir?

Una buena parte de la interacción social está basada en estereotipos (que en tipografía es un cuerpo de texto que se va a repetir en diferentes materiales (nombres, etc.)). Estos estereotipos existen porque es más fácil para mucha gente recordar una regla que pensar en la mejor manera para conducir una situación.

Hoy en día la interacción social incluye cosas tan nefastas (como ir a “antros”), que realmente el planchado de la ropa es poco grave.

Por fortuna, cuando ya decidiste que los pequeños hombrecillos (y mujercillas, yo infiero, ahora que se sabe que las neuronas se reproducen) dentro de tu cabeza realmente suban a operar la maquinaria, es fácil encontrar cuáles de estas interacciones comunes tienen beneficios.

Bodas, cumpleaños, días del amor y la amistad, días de muertos, navidades, bautizos… ¿alguien realmente pensará en lo que simbolizan?

¿Alguien realmente se alegrará de ser el patrocinador (i.e. padrino) de la ceremonia en la que tú, en pleno uso de tus facultades mentales, has decidido seguir una doctrina y un camino espirituales, a la precoz edad de 3 meses? Hay gente que tarda una vida en decidir su profesión, y ya no digamos su idiosincrasia y filosofía. Hay gente que nunca define su personalidad propia, y es sólo un collage de revistas de moda y afiches publicitarios. En ese caso sí me sentiría orgulloso de respaldar a un niño tan pródigo que desarrolló su ideología aún antes de aprender un idioma. De tanto gusto quizás hasta arrojaría dineros.

Y ya no digamos lo grato que es cuando alguien se acuerda de ti en fechas específicas, marcadas como campana pavloviana en el calendario. No es tan agradable como estar en la lista de cadenas de email que incluye a amigos y enemigos por igual. Supongo que al menos antes la gente era un poco más sensible.

Démonos por bien servidos, nuestras tarjetas de felicitación anual todavía no dicen “Estimado(a) Sr(a). Ratón, deseo felicitarle en su cumpleaños”.

Las palabras trilladas son como una camisa cuyo color se ha desvanecido. Más por el detergente y la lavadora que por el uso y por el sol. La comunicación biodegradable, ¡wow! Test: ¿cuántas veces hemos sentido calidez al recibir una felicitación? Dudo que respondan 100 de 100.

Y bueno, en contraparte, también las groserías se han devaluado: cuando ofreces mentadas a diestra y siniestra, el efecto se agota. La gente de la costa no sueña que va nadando. Aunque no puedo ofrecer un punto de vista respecto a los sueños de Enzo Ferrari, pero ya estoy divagando.

Hay gente sincera. Y es sincera todo el año, gracias.

De todo esto… francamente… me quedo con la camisa planchada. Para mí ni es tan grave porque de todas formas a mí nunca se me arruga.

Ah, y el planchado de la ropa se inventó en China. Ya saben a quién agradecerle las reumas.

Friday, October 23, 2009

Sin palabras

¿Que cómo la conocí? Historia verídica. Ella dialogaba con otra persona, que le preguntó…

—¿Y a ti qué música te gusta?

—La trova.

—¡Ah, a mí también me gusta la trova! ¡Me gusta Nicho Hinojosa!

Yo escuché el diálogo en la periferia y no pude sino esbozar una mueca similar a la que pondrías si pides un taco de suadero y te lo sirven de Guten.

Dicha mueca fue particularmente destacable porque la idea que el resto de los presentes tenía de “trova” no incluía reminiscencias de grandes músicos cubanos (aunque esa sea nueva trova), o por lo menos de jóvenes disfrazados de siglo XVIII (más góticos, por cierto, que ese apestoso que usa su abrigo negro todos los días sin importar que viaja en metro y que estamos arriba de 20°C) que unos tocan mandolina y otros dan maromas de capoeira; mejor dicho ellos inferían que trova tenía algo que ver, precisamente, con Nicho Hinojosa, o con Yahir de La Academia.

Así que la onda emitida por dicha gesticulación fue captada por ella, y así supimos que estábamos en un canal diferente a por lo menos la mayoría de nuestros compañeros de clase. Y todo sin palabras.

Thursday, August 27, 2009

Dineros

No sé por qué ocurre, pero cada que alguien nos habla sobre el matrimonio me da un poco de deja vu. Tampoco sé por qué, pero muchos de los consejos que nos dan me parecen redundantes, pues coinciden con lo que ya tenemos implementado.

Por ejemplo, el tema del dinero. Hace un buen rato ya que acordamos que el dinero era un bien común, y que hemos trascendido de la pertenencia individual para pasar a un fondo del cuál tomamos lo necesario. Ambos expresamos nuestras necesidades y diferentes procesos (urgencia, prioridad, oportunidad, turnos, ofertas, etcétera) son las que deciden qué cosa se compra a continuación.

Al principio puede parecer difícil. Para algunos, no sé. A pesar de que siempre fui una persona digamos que muy apañada con el varo y las cosas, me parece de lo más natural compartirlo. Quizás no sea tanto por el hecho de considerar el dinero como propio sino más el hecho de entender la diferencia entre lujo y necesidad, y tener la disciplina de establecer prioridades.

A ella le gusta gastar el dinero por adelantado. A mí me gustaba tenerlo y no gastarlo hasta el final, realmente da casi lo mismo. Eventualmente llegaremos al balance cuando terminemos de tener tantos gastos. Digo, en estos momentos todo se va en comprar los muebles y arreglar la casa, pero eso eventualmente terminará, y al final de todos los gastos fijos el dinero excedente podremos decidir otra vez en qué se ocupa.

Yo creo que la convivencia es la que nos permitió que el cambio fuera tan suave. Supongo que mucha gente prefiere vivir juntos porque no viven a menos de 5 minutos el uno del otro. Pero ese cambio es demasiado brusco, y no me sorprende que en muchos casos no funcionen.

No creo que sea el temor al compromiso, nada más a lo desconocido. Después de todo, si la tasa de divorcios es tan alta, es natural tratar de prevenir en la manera que puedas.

Pero me da gusto pensar que este tipo de cosas las tenemos casi resueltas, y digo casi porque quizás hay cosas que no han surgido, pero sé que también las resolveremos en cuanto llegue el momento.

Thursday, August 20, 2009

Unidos

El sábado pasado fue nuestra boda. Fue un evento singular, aclamado por todos los asistentes.

¿Algo cambió en mí? No, realmente.

El compromiso que tenemos el uno con el otro es previo a la ceremonia. Ni siquiera me atrevo a decir que la boda fue la culminación de nuestro noviazgo, porque realmente no es así para mí.

Cuando sabes que has encontrado a la persona con quien quieres vivir el resto de tu vida ya no importa si hay o no matrimonio.

Sí hubo cambios, pero no en mí: ahora nuestras familias nos ven como una pareja oficialmente. Es algo que nosotros sabíamos y que ellos necesitaban saber.

Fue una fiesta muy bonita, y realmente fue la culminación de semanas de planeación. Juntos lo decidimos todo, y juntos hicimos muchas cosas. La realización más grande para mí ese día fue ver que todo salió excelente.

También que ya no tenemos que pedir permiso a nadie más que a nosotros, y sólo de nosotros son las decisiones.

Aún viviendo ya juntos la transición no ha sido difícil, pues hemos convivdo mucho. Creo que no ha habido realmente sorpresas en cuanto a nuestros comportamientos. Sí se requiere un esfuerzo, pero realmente no es para tratar de amoldarnos el uno al otro, sino a llenar el hueco que queda de la dependencia de los demás.

Pero es más bonito saber que el caos de tu casa lo provocaste tú, y que si algo lo dejaste en el sillón, ahí permanecerá.

Gracias a todos por su apoyo. Gracias a ti, pequeña :)

Monday, August 10, 2009

Semanticismo

Bienvenidos a Semanticismo. En este blog aprenderemos la importancia de la comunicación.

Yo soy el Rat, y soy un ex-inadaptado social que encontró a su media naranja y ahora estoy en proceso de formar una familia. Como si fuera un reality show: hemos planeado la boda y estamos en proceso de arreglar y amueblar la casa, y posteriormente nos prepararemos para la llegada de nuestro primer hijo.

Para mí en particular es un reto pues no estoy muy habituado a la comunicación. Mi pequeña y yo hemos llegado a tener algún desacuerdo pero nunca por algo fundamental — y en cambio sí muchas veces por discrepancias semánticas, como la vez que se me solicitó comprar pezcuezos de pollo a la pollería, y fui a adquirirlos no en la rosticería sino en el expendio de pollo crudo.

En fin, espero que algo haya qué aprender de mis experiencias como ser humano, como esposo y como padre, que no son las mismas aún si vivimos lo mismo.