Wednesday, May 5, 2010

Ausenticismo

Cuando eres niño puedes hacer lo que quieras... claro, suponiendo que tengas permiso de hacerlo.

Cuando eres adolescente ya puedes hacer todo lo que tú quieres... sólo que no tienes dinero para hacerlo.

Después eres adulto y tienes toda la autoridad y el dinero para hacer lo que tú quieras... pero ya no te queda tiempo en el día para hacerlo.

¿Cómo se resuelve este conflicto?

Como joven adulto me enfrento al conflicto del tiempo. A veces quisiera partirme en dos, o incluso en tres. Me esmero en el trabajo para nunca tener que cubrir horas extras. Hasta duermo intensamente para descansar en 4 horas y no en 8.

Hay quienes creen que la felicidad está en el dinero. Otros en el éxito profesional, en el matrimonio, en la televisión.

¿Yo? Yo la encuentro en mi familia. Ninguna actividad (trabajos, deportes, pasatiempos) me ha dejado más satisfacciones que el tiempo que comparto con mi familia.

Yo de niño escapé a los permisos y las prohibiciones; de adolescente construimos equipos de sonido para llenar el vacío en el espacio perteneciente al amplificador Marshall de 100 watts que ahora descansa en la sala.

Y de adulto encontraré también una salida. O moriré en el intento.

Pero por ahora, posteo.