Thursday, October 29, 2009

Olvidadizo

Yo también tengo una capacidad increíble para recordar detalles irrelevantes, como el origen del nombre de Guns n’ Roses, o la historia del procesador 6502 (y el 6501 que era un substituto compatible pin a pin para el 6800). Pero acordarme de fechas, de nombres, y de la lista de las compras… nomás no.

El problema se agrava cuando ella considera el hecho de comentarme las cosas como una copia del dato: si ella llegase a olvidarlo, yo debería recordarlo.

Y sí hay cosas que yo recuerdo y ella no. Pero lo dicho: son datos completamente inútiles.

Quizás se debe a que soy de aprendizaje visual y aprendo esas cosas inútiles porque las leo, y lo que escucho se me olvida. Debe ser eso.

No es un caso demasiado grave ni tampoco demasiado dramático. Pero sí hemos llegado a tener conflictos por esto.

Por fortuna tengo una Palm para escribir todo y, aún si llego a olvidarlo, tener un registro de lo dicho.

Por desgracia siempre la olvido…

Wednesday, October 28, 2009

Como en casa

Algunos se han quejado de que es difícil vivir en pareja. ¿Será?

Nosotros hemos convivido mucho tiempo juntos. Y con mucho tiempo no me refiero a 10 años de noviazgo, sino a que siendo novios llegamos a pasar más de 24 horas juntos.

Hay quien no concibe que algo así pueda suceder, y yo creo que es porque nos comportamos diferente cuando estamos solos y cuando estamos con alguien. Y no es lo mismo cuando estás con tus padres que tomando la birra con lo’ pibe’.

Pero nosotros siempre procuramos ser “nosotros mismos” desde el principio. Yo sé que a conciencia siempre lo he intentado.

Una vez que te pones la máscara, es difícil quitártela. Y entonces sientes que entre más tiempo pasas con tu pareja, tu identidad se va perdiendo. Y sí, se va perdiendo, ¡pero no culpes a tu pareja!

El ejemplo más extremo: yo todos los fines de semana me ausentaba de la casa para tocar la guitarra y beber cervezas. Y así me conoció ella, y juntos hicimos lo mismo.

No soy un borracho, y lamentablemente tampoco un gran músico. Pero sé que puedo ser yo mismo cuando estoy con ella. Estoy a su lado y me siento como en casa. Nuestro espacio es a la vez compartido y personal. Y si llega a haber un posible conflicto de recursos, se dialoga y ya.

Por eso nunca nos cansamos el uno del otro.

Tuesday, October 27, 2009

Sociedad pavloviana

La ropa planchada es sólo una imposición social que no sirve a ningún propósito útil.

Lamentablemente hay una plétora de convencionalismos similarmente inútiles. ¿Cómo es que estas cosas tan horrendas llegaron a existir?

Una buena parte de la interacción social está basada en estereotipos (que en tipografía es un cuerpo de texto que se va a repetir en diferentes materiales (nombres, etc.)). Estos estereotipos existen porque es más fácil para mucha gente recordar una regla que pensar en la mejor manera para conducir una situación.

Hoy en día la interacción social incluye cosas tan nefastas (como ir a “antros”), que realmente el planchado de la ropa es poco grave.

Por fortuna, cuando ya decidiste que los pequeños hombrecillos (y mujercillas, yo infiero, ahora que se sabe que las neuronas se reproducen) dentro de tu cabeza realmente suban a operar la maquinaria, es fácil encontrar cuáles de estas interacciones comunes tienen beneficios.

Bodas, cumpleaños, días del amor y la amistad, días de muertos, navidades, bautizos… ¿alguien realmente pensará en lo que simbolizan?

¿Alguien realmente se alegrará de ser el patrocinador (i.e. padrino) de la ceremonia en la que tú, en pleno uso de tus facultades mentales, has decidido seguir una doctrina y un camino espirituales, a la precoz edad de 3 meses? Hay gente que tarda una vida en decidir su profesión, y ya no digamos su idiosincrasia y filosofía. Hay gente que nunca define su personalidad propia, y es sólo un collage de revistas de moda y afiches publicitarios. En ese caso sí me sentiría orgulloso de respaldar a un niño tan pródigo que desarrolló su ideología aún antes de aprender un idioma. De tanto gusto quizás hasta arrojaría dineros.

Y ya no digamos lo grato que es cuando alguien se acuerda de ti en fechas específicas, marcadas como campana pavloviana en el calendario. No es tan agradable como estar en la lista de cadenas de email que incluye a amigos y enemigos por igual. Supongo que al menos antes la gente era un poco más sensible.

Démonos por bien servidos, nuestras tarjetas de felicitación anual todavía no dicen “Estimado(a) Sr(a). Ratón, deseo felicitarle en su cumpleaños”.

Las palabras trilladas son como una camisa cuyo color se ha desvanecido. Más por el detergente y la lavadora que por el uso y por el sol. La comunicación biodegradable, ¡wow! Test: ¿cuántas veces hemos sentido calidez al recibir una felicitación? Dudo que respondan 100 de 100.

Y bueno, en contraparte, también las groserías se han devaluado: cuando ofreces mentadas a diestra y siniestra, el efecto se agota. La gente de la costa no sueña que va nadando. Aunque no puedo ofrecer un punto de vista respecto a los sueños de Enzo Ferrari, pero ya estoy divagando.

Hay gente sincera. Y es sincera todo el año, gracias.

De todo esto… francamente… me quedo con la camisa planchada. Para mí ni es tan grave porque de todas formas a mí nunca se me arruga.

Ah, y el planchado de la ropa se inventó en China. Ya saben a quién agradecerle las reumas.

Friday, October 23, 2009

Sin palabras

¿Que cómo la conocí? Historia verídica. Ella dialogaba con otra persona, que le preguntó…

—¿Y a ti qué música te gusta?

—La trova.

—¡Ah, a mí también me gusta la trova! ¡Me gusta Nicho Hinojosa!

Yo escuché el diálogo en la periferia y no pude sino esbozar una mueca similar a la que pondrías si pides un taco de suadero y te lo sirven de Guten.

Dicha mueca fue particularmente destacable porque la idea que el resto de los presentes tenía de “trova” no incluía reminiscencias de grandes músicos cubanos (aunque esa sea nueva trova), o por lo menos de jóvenes disfrazados de siglo XVIII (más góticos, por cierto, que ese apestoso que usa su abrigo negro todos los días sin importar que viaja en metro y que estamos arriba de 20°C) que unos tocan mandolina y otros dan maromas de capoeira; mejor dicho ellos inferían que trova tenía algo que ver, precisamente, con Nicho Hinojosa, o con Yahir de La Academia.

Así que la onda emitida por dicha gesticulación fue captada por ella, y así supimos que estábamos en un canal diferente a por lo menos la mayoría de nuestros compañeros de clase. Y todo sin palabras.