Tuesday, November 3, 2009

El increíble

Definitivamente no soy bueno para mentir.

Pero tengo la bizarra costumbre de aludir a autoridades, publicaciones, normas, leyes y oficinas ficticias en mi hablar, a manera de broma—práctica sancionada, desde luego, por el equipo de Debates del IPN.

Esto me ha traído dos problemas. El primero es que la cosa me resulta graciosa desde que la pienso y tengo que decirla a la vez que me aguanto las ganas de reír y arruinar el chiste. Pero quizás mi cara de risa-aguantada inspira tanta seriedad que mucha gente me cree inmediatamente lo que digo.

El otro problema es que cuando hago menciones a cosas reales ya nadie me cree.

Por ejemplo, si digo que la Sagarpa ha impulsado una norma NOM en la que se establece que cualquier producto que se haga llamar “pan molido” debe tener un tamaño de partícula entre 200µm y 1,500µm, y una dureza equivalente a esa misma cantidad pero en módulo de Young y aplicado en kilopascales bajo condiciones de humedad estándar, seguro que hay alguien que me lo cree.

En cambio si les digo que hay una norma NOM que establece como obligatorio el uso de la coma decimal en la información de productos a venta en México, nadie me lo cree.

¿Qué será bueno hacer en estos casos?

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